"Mi hijo empezó a decir mentiras"
Aprendiendo juntos: Una herramienta semanal para tu crianza
¿Cómo reaccionar cuando los niños empiezan a mentir?
La mayoría de las investigaciones nos dicen que los niños desarrollan la capacidad cognitiva de mentir alrededor de los 3 años. A partir de los 5 años, casi todos los niños pueden mentir y lo hacen sobre todo para evitar ser castigados (Ej. “Yo no fui”). Después de los 7 años, es más común que digan mentiras para proteger o evitar hacer sentir mal a otros (Ej. “Qué bonito tu dibujo”, aunque realmente no les guste).
Y hay otro motivo por el que los niños mienten: para ser interesantes.
Recuerdo cuando una mamá del salón de mi hijo me habló muy preocupada preguntándome cómo estábamos en casa, si necesitábamos algún apoyo o si requería de acompañamiento… y yo, desconcertada, le pregunté de qué me estaba hablando.
Resulta que mi hijo llegó a su salón con la gran primicia de haber escapado por la noche de vándalos que habían entrado a robarnos la casa, hubo gritos, sirenas de policías y rescates armados. Su “aventura” fue tan emocionante para los amigos, que llegaron con la noticia a sus casas.
Esta fue la primera mentira de mi hijo, y vaya que la hizo en grande.
Y yo, primero, aclaré la situación con las mamás del salón; y después, hablé con mi hijo para explicarle la diferencia entre los cuentos y la verdad, y la importancia de distinguir esto por seguridad y tranquilidad de todos.
Hoy te invito…
A identificar la razón por la que tu hijo miente, y tomarlo como una oportunidad de conexión y aprendizaje:
Si tu hijo miente por temor a ser castigado:
Evita regañar o amenazar cuando cometa errores; pues le dará miedo y provocarás que diga todavía más mentiras.
Mejor abre los canales de comunicación con curiosidad y empatía: “¿Sabes qué pasó?… Si sabes quién fue, dile que yo le puedo ayudar”. Y cuando confiese la verdad, enfócate en enseñar: “Entiendo. La siguiente vez…”
Si tu hijo miente para contar aventuras o historias fantasiosas:
Evita etiquetarlo como “mentiroso”, “inventado”, “loquito”, etc; pues no queremos coartar su creatividad ni dañar su autoestima.
Mejor enséñale la diferencia entre cuentos y verdad: “Eso que estás diciendo se escucha mágico y muy creativo, ¿es un cuento que se te ocurrió? Es divertido escuchar historias y puedes crear muchas desde tu imaginación, pero al final es importante decir que eso fue un cuento y no sucedió en realidad”.
Te recomiendo…
Identificar si estas mentiras están siendo demasiado constantes, dañinas, están afectando su entorno o si realmente no puede diferenciar fantasía de realidad.
Si es así, lo mejor será acudir a un especialista.
Te leo…
Gracias a Disneyri que en Instagram dejó la pregunta que inspiró esta Newsletter.
Y tú: ¿has vivido algo similar? Me encantará leerte.